Una vez bien secos los moldes, rellenarlos con arcilla en este caso refractaria, asegurándose de que no queden huecos o burbujas de aire, ya que esto haría que estallara la pieza al cocerse dentro del horno porque el oxígeno tiene que salir. Y después rayar la superficie y poner barbotina, que es la misma arcilla con la que se trabaje con bastante agua; la textura de ésta debe ser similar a la de un mouse de chocolate.
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